Cuando la obra es finalizada, se realiza la limpieza y los clientes comienzan a preparar la fiesta de inauguración, todo parece perfecto. Los revestimientos mantienen su color original y brillan en su debido lugar. Las superficies de madera todavía no tienen grietas o desgastes, y se siente una frescura en el aire que anuncia el comienzo de una nueva etapa.
Sin embargo, no todo es color de rosa. Por descuidos en la etapa proyectual, durante la obra, o por a la simple e implacable acción del tiempo, tarde o temprano las primeras imperfecciones empiezan a aparecer. Algo normal, pero que no deja de ser triste. Pequeñas fisuras, manchas y muchos otros problemas comienzan a hacerse visibles. Aquella hermosa madera empieza a tomar un color grisáceo. La pintura se desvanece en aquellos lugares donde el sol incide más fuerte. Las tablas empiezan a curvarse y a "soltarse" de la fachada.
Sabemos que existen materiales que envejecen de forma más noble, controlando su apariencia con el paso del tiempo y entregando un nuevo encanto al edificio. El cobre y el zinc, por ejemplo, adquieren nuevos colores y una pátina protectora con el pasar de los años. El concreto, con ciertas precauciones, puede permanecer prácticamente igual. Existen materiales que no requieren de mantenimiento frecuente, mientras otros, debido a sus dimensiones específicas, son muy difíciles de sustituir al romperse, entregando problemas frecuentes a los clientes. ¿Es obligación del arquitecto prever el futuro de su obra? ¿Debería ser obligatoria la especificación de materiales que sean fácilmente reemplazables? ¿Hay suficiente información al respecto en el mercado?
En tu opinión, ¿nos preocupamos lo suficiente del envejecimiento de nuestra obra de arquitectura? ¿O nos enfocamos más en conseguir una buena foto para su publicación? Los invitamos a debatir al respecto en nuestra sección de comentarios.
* La foto de portada muestra el Parador Ariston, diseñado por Marcel Breuer, que actualmente se encuentra en estado de deterioro, con iniciativas de preservación a través de la página de Facebook “Recuperemos el Ariston".